¿Qué son las cloraminas y bromaminas?

Lo que realmente causa el "olor a cloro" en tu alberca

Muchos piensan que el característico “olor a cloro” en una piscina es señal de limpieza, pero en realidad es todo lo contrario. Ese olor intenso no proviene del cloro puro, sino de las cloraminas, compuestos que se forman cuando el cloro reacciona con impurezas como el sudor, la orina, los aceites corporales, cosméticos o células muertas de la piel. De manera similar, cuando el desinfectante usado es el bromo, se generan bromaminas. Ambos compuestos no sólo generan ese desagradable olor, sino que pueden provocar irritaciones en la piel, ojos, y vías respiratorias.

Estas sustancias surgen constantemente en el agua mientras haya bañistas y desinfectantes activos. Un entorno ideal para su formación es una piscina con mala ventilación, alta afluencia de personas o un mantenimiento deficiente. Es más: niveles bajos de cloro o bromo favorecen que las cloraminas y bromaminas se acumulen. Y aunque aún se investiga si estas sustancias podrían estar ligadas a problemas más graves como el cáncer, está comprobado que pueden agravar padecimientos respiratorios como el asma, especialmente en niños, quienes son más vulnerables por su fisiología y su comportamiento en el agua.

Una de las herramientas más efectivas para eliminar estas sustancias es la supercloración, también conocida como “tratamiento de choque”. Este procedimiento consiste en añadir una gran dosis de cloro durante un breve período para oxidar y destruir las cloraminas acumuladas. Es esencial realizar este tratamiento correctamente, idealmente por la noche, cuando la piscina no está en uso y la radiación solar no degrada el cloro antes de que haga su trabajo.

El proceso inicia con una medición del nivel de contaminantes y cloro en el agua. Luego se diluye el cloro en un balde con agua y se distribuye de forma homogénea por toda la alberca, manteniendo la bomba y el filtro encendidos. Tras varias horas, se vuelve a analizar el agua para asegurarse de que los niveles de cloro hayan regresado a valores seguros antes de permitir el acceso a los nadadores.

Aunque efectivo, este método tiene algunas desventajas: genera gastos adicionales en productos químicos, la alberca debe cerrarse temporalmente, y puede haber un olor fuerte durante el tratamiento. Además, una aplicación incorrecta puede resultar en irritaciones, ardor ocular, o problemas respiratorios si no se toman las debidas precauciones.

Mantener la calidad del agua no es sólo una cuestión de estética: es un tema de salud. Una empresa de piscinas profesional como SciencePool garantiza un control adecuado de los niveles químicos, una correcta ventilación en espacios cerrados y una limpieza profunda y constante, especialmente en temporadas de uso intensivo. Contar con el respaldo de expertos en albercas y equipos te asegura un tratamiento eficiente y seguro.

Si estás considerando la construcción de una piscina, o quieres renovar el equipamiento de piscinas que ya tienes, busca siempre un constructor de piscinas que trabaje con los mejores equipos y accesorios para albercas.

Además de la supercloración, existen métodos innovadores que ayudan a reducir el uso excesivo de químicos. Entre ellos destacan:

• Electrólisis salina Aqua Purus Salum, un sistema que convierte sal común en cloro natural, reduciendo la necesidad de productos adicionales y generando una experiencia más suave para la piel y los ojos.

• Cavitación hidrodinámica PoolTiger, una tecnología avanzada que utiliza microburbujas para destruir contaminantes, ofreciendo una alternativa ecológica y eficiente para la desinfección del agua.

Conclusión: Las cloraminas y bromaminas no solo afectan la calidad del agua, sino también la salud de quienes disfrutan de una alberca. Prevenir su formación mediante buenos hábitos de higiene, monitoreo constante y tratamientos adecuados es responsabilidad tanto del propietario como del profesional encargado del mantenimiento.