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El ácido clorhídrico o muriático en el mantenimiento de albercas

El ácido clorhídrico o muriático en el mantenimiento de albercas

Usos, diferencias y precauciones

El ácido clorhídrico y el ácido muriático son, en esencia, la misma sustancia química, aunque se presentan en diferentes concentraciones. El ácido clorhídrico suele encontrarse con una concentración del 36%, mientras que el ácido muriático, de uso más comercial y doméstico, tiene una concentración aproximada del 5%. Ambos se utilizan en el mantenimiento de albercas, especialmente para regular los niveles de pH y alcalinidad del agua, así como para limpiar manchas difíciles o depósitos minerales adheridos a las superficies de concreto.

El ácido clorhídrico, en su forma concentrada, es altamente corrosivo y presenta un olor muy fuerte e irritante. El contacto directo con la piel puede causar quemaduras químicas severas, y si entra en contacto con los ojos, puede provocar daños irreversibles, incluyendo la pérdida de la vista. Incluso sus vapores son peligrosos, ya que afectan las vías respiratorias. Por estas razones, es fundamental usar equipo de protección adecuado —como guantes, gafas y mascarillas— y manipular el ácido con extrema precaución, evitando siempre mezclarlo con productos que contengan cloro, ya que esto puede generar gas tóxico.

En el ámbito de la construcción de piscinas, el uso del ácido muriático es habitual durante el proceso de limpieza profunda. En piscinas de concreto, este ácido diluido se utiliza para eliminar manchas provocadas por metales, sarro o algas, aplicándose cuidadosamente con un cepillo especial. Es importante destacar que este tipo de lavado ácido solo debe hacerse ocasionalmente y bajo supervisión profesional, ya que el uso excesivo puede dañar las superficies. Además, no se recomienda el uso de ácido en piscinas fabricadas con fibra de vidrio, vinilo o acrílico, ya que estos materiales pueden deteriorarse fácilmente.

En piscinas residenciales o de uso recreativo, el ácido muriático también cumple una función importante al permitir mantener equilibrados los niveles de pH (entre 7.2 y 7.6) y la alcalinidad total (entre 80 y 120 ppm). Un pH mal regulado puede afectar la eficacia del cloro, provocar irritación en la piel y los ojos, y favorecer la acumulación de sarro.

Contar con los productos adecuados para el mantenimiento de una piscina es esencial, pero también lo es el respaldo de una empresa de piscinas con experiencia. Además de ofrecer servicios de limpieza y tratamiento, una buena compañía de piscinas puede asesorar sobre el uso correcto de equipos y accesorios para albercas, así como ofrecer soluciones a largo plazo para mantener el agua limpia y segura. También es común que este tipo de empresas trabajen con materiales y productos de calidad para evitar daños estructurales y prolongar la vida útil de las albercas.

Conclusión: El ácido clorhídrico o muriático es una herramienta eficaz para el cuidado de piscinas, siempre que se utilice de forma responsable y con el equipo de protección adecuado. Por su naturaleza corrosiva, es fundamental seguir todos los procedimientos de seguridad y no improvisar en su aplicación. Si tienes dudas sobre cómo usar este químico o deseas mejorar el estado de tu alberca, lo más recomendable es acudir a especialistas. Asesórate con SciencePool o empresas constructoras de piscinas que cuenten con experiencia en el tratamiento y limpieza profesional del agua para garantizar un entorno seguro y saludable.

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